domingo, 28 de abril de 2013

Con miedo no tenemos Nada.

¿Cuántas cosas perdemos por miedo a perder? Comienzo con esta frase de Paulo Coelho porque me parece el mejor encabezamiento para el tema de hoy.

El miedo es bueno, nos advierte de peligros para que estemos preparados a reaccionar frente a ellos. Pero ¿qué hacemos con ese miedo que nos impide avanzar hacia donde queremos ir?
Tenemos miedo al cambio, a lo desconocido, a la incertidumbre, al fracaso, al futuro, a lo que piensen los demás de nosotros...todos estos temores controlan nuestras vidas. Hoy lo que quiero transmitir es la idea de controlar el miedo para que no sea él el que nos controle a nosotros.

Sólo entiendo dos perspectivas para vivir, una es el Amor, la otra es el miedo. Si sentimos amor por la vida, por nosotros y por todo lo que nos rodea venceremos al miedo, estaremos eligiendo vivir más felices frente a "sobrevivir" que lo que estaremos haciendo si elegimos vivir desde el miedo. Amar es liberarse del miedo.

Tenemos que estar atentos a lo que sentimos, cómo lo sentimos y desde cuando para poder identificar que es miedo y no otra cosa, y desde ahí, elegir enfrentarnos a la situación aún sabiendo que tenemos miedo. Esto ya nos hace sentir más valientes y dueños de nuestra vida por lo que nuestra autoestima crece. Sólo hay una manera de vencer el miedo y es haciendo aquello que te lo produce, no hay más. Lo bueno es que una vez que te enfrentas, el miedo se va haciendo más pequeño, y cuando logres aquello que te propusiste, te darás cuenta, en la mayoría de las ocasiones, que "no era para tanto".
Además hay una muy buena noticia y es que, según estudios realizados, tan sólo el 8 % de las cosas que nos preocupan tienen una mínima probabilidad de ocurrir.
Si nos centramos en vivir el presente muchos de nuestros miedos desaparecerán porque siempre queremos controlar lo que va a pasar después, y hay una pregunta reveladora al respecto: ¿quién te asegura que vaya a haber un después?

Hay un ejercicio muy práctico para vencer miedos y es escribiéndolos. Te das cuenta al escribir tus preocupaciones de que tienes una imaginación desbordante para crear problemas mentalmente y que muy difícilmente vayan a ocurrir, además en este ejercicio observas posibles soluciones a los problemas que puedieran plantearse que antes no habías considerado. Y en esta reflexión puedes hacerte una pregunta que aprendí en el libro "Vivir sin miedos" del coach, escritor y comunicador Sergio Fernández, autor también del libro "Vivir sin jefe" que dice así: ¿qué es lo peor que podría pasar?cuando te contestas a esta pregunta ves que , "puestos en lo peor" la situación tampoco sería tan grave. Y , de todas formas,una vez lanzado en la vida que "vives" y no en la que "sobrevives", viviendo más el presente, fluirás más con los acontecimientos.

Todos sentimos miedo pero como somos responsables de nosotros mismos, podemos elegir si permitimos que el miedo nos paralice o no. Eliges hacer eso que quieres entonces sientes el balanceo de un columpio; cuando la inercia te lleva hacia detrás tu estómago se encoge, sientes el vértigo y tu rostro se prepara para recibir la brisa suave que va a llegar cuando el columpio vaya hacia delante. La pregunta es: ¿ te subes al columpio?

Dicen que arriesgarse puede salir caro pero yo creo que la monotonía sale más cara, la monotonía mata.
Las personas cuando ya son mayores se arrepienten más de lo que no han hecho que de lo que sí.

El precio de no atreverte lo pagas tu. Pero además, se lo haces pagar a los demás por no permitir que puedan disfrutar de lo que tú podrías ofrecer.

Mi conclusión es que con miedo te quedas con nada, con miedo no tenemos más que miedo, te quedas como estás y con la sensación de que no te atreves.

Y hablando del miedo me siento en la obligación de compartir con vosotros el poema de Marianne Williamson que Nelson Mandela expuso en su discurso como Presidente Electo de Sudáfrica en 1994:

Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados.
Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos sin límite.
Es nuestra luz, no la oscuridad lo que más nos asusta.
Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso?
En realidad, ¿quién eres tú para no serlo?
Eres hijo del universo.
El hecho de jugar a ser pequeño no sirve al mundo.
No hay nada iluminador en encogerte para que otras personas cerca de ti no se sientan inseguras.
Nacemos para hacer manifiesto la gloria del universo que está dentro de nosotros.
No solamente algunos de nosotros: Está dentro de todos y cada uno.
Y mientras dejamos lucir nuestra propia luz, inconscientemente damos permiso a otras personas para hacer lo mismo.
Y al liberarnos de nuestro miedo, nuestra presencia automáticamente libera a los demás.

Desde el respeto, gracias por leerme.

 Espero que encuentres lo que buscas.

 




martes, 9 de abril de 2013

Perdonar, qué alivio!

Para que el perdón nos alivie debemos entenderlo de una forma más práctica, y quizás sencilla y natural,diferente de la que nos han enseñado desde que somos pequeños.

No se trata de olvidar, ni de resignarse, no es un acto religioso ni tenemos por qué entender al otro...Se trata de estar dispuesto a ser más feliz, a elegir la paz frente al rencor.

El perdón no es un mecanismo para liberar de culpa a quien nos ofendió sino para liberarnos nosotros. Yo puedo decidir perdonar a alguien que realmente no está arrepentido de haberme herido, que no me haya pedido perdón o que ni siquiera sabe que me ha hecho daño porque la intención es desprenderme de esa rabia, rencor o malestar que me atormenta.
No hablo de resiganción sino de aceptación. Dice Paulo Coelho que perdonar no es resignarse ni negar el dolor sino que es una expresión de amor.

Muchas veces no tendríamos que perdonar nada si no estuviéramos continuamente esperando, esperando que los demás hagan o dejen de hacer en vez de aceptar lo que llega.
Puede haber hecho alguien algo que a mí me ha dolido, el problema lo tengo yo, el conflicto está en mi mente. Mi ego quiere "salirse con la suya" castigándo pero yo puedo ser mayor que mi ego y ser capaz de perdonar.
Si elijo el rencor y el resentimiento (re-sentir) estoy eligiendo seguir sufriendo. Responsabilizándonos de nosotros mismos podemos elegir una opción u otra.
Perdonando dejamos atrás lo pasado, nos libramos de ese lastre.

El perdón al que me refiero, desde luego, es sin expectativas, sin esperar nada a cambio.

Es muy difícil entender a la persona que nos ha ofendido porque somos diferentes, pero sí podemos entender más fácilmente que si no fuéramos imperfectos no seríamos humanos.
La coach internacional Sonia García explica que perdonar no significa que justifiques lo que pasó sino que entiendas que no supieron hacerlo mejor y desde el amor perdones aunque, si así lo deseas, ni siquiera tengas que volver a tener trato con esa persona.

Siendo más prácticos aún podemos hacer caso a la enseñanza de Dalai Lama: "si no perdonas por amor, perdona al menos por egoísmo, por tu propio bienestar". En esta línea dice el conferencista y escritor Raimón Samsó que si no perdonas, en definitiva, el que sale perjudicado eres tú. Apunta también que la felicidad es un efecto colateral del perdón.

Ahora bien, si vamos aún más lejos, podemos decir que si uno se ama de verdad, tiene una buena autoestima no necesita ni siquiera perdonar. Porque no juzga a los demás, no se compara con los demás y no espera de los demás. Es feliz por sí mismo.

Y para terminar, no me gustaría dejar de tratar el perdón hacia nosotros mismos. A veces es con nosotros con quienes más duros somos y nosotros también merecemos nuestro perdón porque somos humanos y tenemos el mismo derecho a equivocarnos que a acertar. El error forma parte del aprendizaje y somos aprendices en esta vida.

No perdonar nos llega a causar enfermedades físicas y mentales mientras que el perdonar nos alivia.
 ¿Qué eligimos?


Desde el respeto, gracias por leerme.

Espero que encuentres lo que buscas.